A finales de los ochenta Helsinki era una ciudad bastante segura. En contraste con otros países europeos donde la delincuencia es algo habitual. Tengo una foto, aunque analógica, que demuestra lo que quiero decir. En ella se puede ver la fachada principal de la estación de trenes y alrededor de la entrada puede apreciarse numerosas bicicletas, pero sin candados de seguridad. Hoy lo que ha cambiado en esa foto es que todas llevan algún tipo de seguridad para evitar el hurto.
En la edición digital del Helsingin Sanomat de esta tarde, hay un artículo que nos cuenta un robo con arma blanca y en dos comercios de la capital. En concreto una tienda de ropa y un establecimiento de tabaco llamado Havanna, en el centro comercial Kämp Galleria, situado en el mismo centro de Helsinki, a un paso de la explanada del norte, donde está el mercadillo navideño .
Los ladrones se llevaron una pequeña suma de dinero en metálico según señaló la policía.
Ayer cuando regresaba a casa, tenía el tiempo justo para comer algo rápido. Me dirigí a una hamburguesería de la cadena finlandesa Hessburguer, situada en la estación de trenes. Un individuo alterado, seguramente por los efectos del alcohol, se dirigió a mi mesa y no paraba de pedirme dinero. El encargado del local, le invitó a salir del mismo y el percance se acabó. Esto te hace pensar que en Helsinki algo ha cambiado. La delincuencia se ha incrementado.
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