En diciembre hubo un día que llegó la temperatura a –18º y no me atreví a correr. Hoy en algún reloj vi –20º y ahora hay, gracias a que el sol “calienta “ algo entre –17º y –18º. Es una sensación extraña. El aire entra y vuelve a salir rápido porque está helado y en el interior se debe calentar, pero al estar corriendo necesitas más aire y más deprisa. Al principio crees que no tienes aire suficiente, pero poco a poco se va venciendo esa situación y logras equilibrar la respiración con la marcha y con la sensación térmica.
Ariel Rot y su salta conmigo en mi I pod me ayudó a empezar la mi itinerario.
Sólo me encontré a dos corredores, uno de ellos era una chica sin gorra y con la cara roja por el frio.
También me encontré a un par de esquiadores y a unos abuelos súper abrigados y con cara de pocos amigos.
El sol brillaba y se reflejaba sobre la nieve. Un amigo de Nigeria compara la nieve cuando brilla el sol con diamantes.
Sobre el mar de Vartiokylän lahti vi algún que otro esquiador y a una persona que sacaba a sus perros a caminar. El perro no estaba abrigado y no parecía tener frio.
La parte derecha, si miramos al este, de mi camino se encuentra a barlovento (a sotavento en Chile o Argentina). Debido a la cantidad de luz solar tuve que usar gafas de sol. Además el reflejo en la nieve o el hielo es brutal. Al estar a sotavento, cuando iniciaba el camino de vuelta (esta vez dando la espalda al este), las gafas se empañaban por mi respiración , que no se llevaba el viento.
Ya se va notando que los días van creciendo con respecto a las noches, aunque todavía estemos en invierno.
2 comentarios:
Yo también salgo a correr, dos o tres días a la semana. Pero creo que no es lo mismo. Eres mi héroe ;)
Si no salgo a correr, el alien que tengo en el estómago no para de crecer, el muy cabrón. No puedo con él. :)
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